......lucha humana........

                     

Y comenzó el caos entre la humanidad y en el supermercado. La situación se agravó de la noche a la mañana. El origen del desastre natural, provocado por la mano de obra humana. Las personas no dábamos crédito a lo sucedido. El presidente de gobierno actualizaba nuevos datos cada hora, cada medio día, el número de contagiados modificaba la balanza, hasta que la situación sanitaria comenzó a desbordarse y cada humano puso el granito de arena, su lado más solidario, para colaborar con aquellas personas cuyos recursos no llegaban para alimentar las bocas de los ocupantes de su hogar o personas cuyos medios no les dejaban llegar a fin de mes. Todo se paralizó de tal manera que la mejor decisión  tomada por el presidente fue obligar a la población a quedarse en casa el máximo tiempo posible. Esa decisión fue concluida el viernes trece de marzo. La vida cambió su rumbo a partir de sábado.


Incluso me atrevería a decir que el viernes trece, sinónimo de mala suerte, para algunas personas, podría llamarse como una especie de premonición. Un desastre en forma de virus que invadiría el planeta y se llevaría muchas vidas, pero traería un nuevo comienzo para la Tierra y para la conciencia humana. Curiosamente, salía todas las mañanas para hacer ejercicio y caminar. El viernes se me juntaron tareas domésticas y decidí dejarlo para el día siguiente. El sábado me cortaron las alas, pero todo por nuestro propio bienestar. Gracias a ese régimen estricto, a día de hoy estamos vivos y a salvo. La vida nos envía señales y cada uno decide como percibirlos y   actuar ante las adversidades. Seamos fuertes, reunamos: fe, valor y fuerza para adaptarnos de manera más positiva, enfrentando ese caos tan complejo.
Sinceramente, desde mi punto de vista, es la Tercera Guerra Mundial en forma de virus maligno, ya que hay pérdidas humanas por medio. Doy gracias a Dios, que esa pandemia no se extendió en forma de guerra, porque de otro modo estaríamos muchísimo más jodidos. Entonces el remedio más sano fue conseguir cuidarnos realizando las rutinas y el teletrabajo desde nuestros hogares. En mi caso particularmente, al principio contemplaba ante mi percepción momentos de incertidumbre, oscuridad y sobre todo pereza en estado puro. Como ser humano, intento evadirme de la rutina, ya que me recuerda a la monotonía y a la vez cumplir mis objetivos y propósitos. Pero la situación me sugirió planear el día de tal manera que no me diera tiempo y espacio a ideas derrotistas. Soy una mujer creativa y pletóricamente optimista, pero somos humanos ya actuamos según las emociones. Después de un mes, el encierro es un modo de vida real y alternativo, a día de hoy no me quita sueño, ni hambre ningún problema, quizás las emociones en momentos decisivos como la Superluna rosa o el tránsito de los planetas me afectan. La incertidumbre actual, la vida y los propósitos divinos me han conectado con mi espíritu, sintiéndome así en un nivel espiritual muy alto. Decidí cambiar el rumbo de mi existencia y fluir sin forzar las situaciones. Las oportunidades son una especie de milagros, cada uno decide si aprovecharlos o rechazarlos. ”Fluye lo mejor está por llegar”

                 


Cumplir con el confinamiento, me resulta bastante llevadero e incluso me falta tiempo para todo lo planeado, por ello organicemos   nuestra jornada laboral y de ocio de tal manera que al final del día reflexionamos repitiendo en nuestro  interior:   ”Cierto…lo logré y con éxito…todo esfuerzo conlleva su recompensa”.
El encierro lo comparto con mi madre, ella es profesora y nuestro gato hiperactivo que también sufre la situación, ya que es difícil que disfrute de sus paseos en medio del campo. Intento levantarme antes de las diez, para abarcar desde la limpieza y el orden hasta la preparación de la comida, etc...etc.…Os seré sincera, siempre pensé que el día debería de contar de 48 horas así nuestro sistema nervioso podría tener más tiempo para el relax. Bueno siguiendo con la rutina, por las mañanas aprovecho la tranquilidad de los vecinos y la Paz que existe en la calle para leer, meditar y escribir, en ocasiones mi inspiración me lleva a compartir los pensamientos transmitiéndolos por escrito. En casa no solemos comer a las dos en punto ya que mi madre tiene gran volumen de trabajo online. Entonces aprovecho esa hora extra para mis creaciones.
Mientras comemos, nos ponemos al día con las últimas novedades en España y en el mundo, Es el momento familia, incluso el gato sinvergüenza también pide y participa, soy partidaria de ver las noticias una vez al día, en cambio mi madre se queda viendo acerca de la Comunidad Valenciana incluida .Entonces nos tomamos el té para aliviar la digestión y hacemos un descansito, siesta o cambio de actividad. Sinceramente cuesta coger sueño y si te duermes es un cuarto o media hora en la que desconectas por completo. Gracias al cambio horario disponemos de una hora extra de luz solar antes de que se vuelva completamente de noche al atardecer. A partir de las seis aproximadamente, me levanto, me despejo la mente, lavándome la cara ya que nos animamos a mover el esqueleto, mi objetivo de momento es reforzar y mejorar la parte del abdomen, el verano está a la vuelta de la esquina, con esas temperaturas tan cálidas y hay que cumplir los propósitos en práctica! Me centro en ejercicios para quemar grasa sobre todo en glúteos, cadera y abdomen. Una amiga recientemente me enseñó una buena práctica para ejercitar el cuerpo, con una rutina de quince minutos. La puedes encontrar en “YouTube”  (cardio con Patry Jordán) a la vez le sumo una serie de sentadillas, estiramientos y abdominales que intento realizar a lo largo del día. El baile es una de mis pasiones, aunque no lo ejecuto como profesión, pero en ocasiones en mis rutinas de “GYM  CONFINAMIENTO” decido añadir pasos de zumba y para el final realizo “carreras” de diez minutos aunque en un espacio reducido, cambiando el ritmo desde trotar hasta levantar las piernas con más intensidad. Intento acabar antes de las ocho: ”APLAUSO TIME”. Ese momento lo podríamos  llamar cumbre del día, todos los vecinos intentando aportar ese detalle de luz solidaria a través de aplausos, ánimos, silbidos y cacerolada. Parece extraño, pero pasará a la historia. Acompañando ese momento suena de fondo la canción de “Quédate en casa” y al son de la música sonreímos y observamos el cielo, algunas miradas se definen entre perdidas y sin expresión alguna, en cambio otros vecinos te sorprenden. Tanto el público jubilado como los niños, personalmente opino que afrontan la situación de manera más adecuada. Es el momento de socializar, de unir fuerzas a través del alma  y de contemplar la realidad. Ésos momentos desde el balcón nos llenan de optimismo los pulmones y nos proporcionan energía para volver a aplaudir al día siguiente. La calle en ese espacio tiempo parece una verbena, aunque con el público desde sus balcones. Incluso hemos llegado a escuchar el himno de España. La situación está controlada aunque a veces nos suene algo desbordante, algo irreal, un sueño  profundo del cual no podemos despertar y bueno volviendo a mi rutina después del momento social toca  recoger y organizar en la cocina, preparar la cena a la familia y acurrucarse en el sofá, comentando el día con mi madre viendo  el telediario, momento en el que incluso nuestro gato se una a nuestra compañía y por fin se calma. Los animales sienten que algo ocurre, pero no lo pueden expresar a través del lenguaje humano, nos mandan señales por medio de maullidos. Vivimos en una sola ocasión, por lo menos en la vida terrenal, desperdiciar nuestra existencia en el planeta nos está pasando factura, entonces la mayor solución ahora, es la adaptación al medio. Contemplar ese momento de incertidumbre para conectar con nuestro “YO interior”, ver soluciones, donde la mayoría  se encuentran en un túnel oscuro y sin salida. Reflexionar sobre como sería el nuevo inicio, pero que no quede opción para emociones que deterioren el alma, con la mano en el corazón, agradeciendo un día más con vida en medio de tanto caos. Pensando en aquello que realmente están padeciendo y valorando a nuestros héroes. Nuestra mejor labor ahora mismo es: “Quédate en casa por favor. “TODO SERÁ VENCIDO, CUANDO EL PAIS ESTÁ UNIDO”.


             




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